Nuevas casitas en
el barrio.
Ya adaptados a la lluvia hibernal
del Putumayo, el día amanece como de costumbre. Una mezcla de agua, niebla y
frio cubría el valle y si no fuera por el trabajo y actividades que teníamos
que realizar, mi compañero de habitación Gonzalo, nuestra mascota (un
murciélago que nos acompaña des del primer día en nuestro descanso), y un
servidor nos habríamos quedado en la cama escuchando el sonido de las frías y
relajantes goteras en su trayecto del techo a alguna parte de nuestro cuerpo.
Hoy la rutina en Santiago es diferente. Después del desayuno nos dirigimos a un acto muy importante y
significativo para el pueblo y sus habitantes, ya que dos familias se suman al
vecindario de San José Manyanet de Santiago. Sin demorarnos ni un minuto
cargamos la furgoneta de la parroquia con todo lo necesario para la celebración
de la eucaristía y descargamos delante de una de las dos nuevas casitas que se
iban a bendecir ese día mañana. Fue difícil maniobrar con los diferentes utensilios
por ese terreno fangoso y mojado, sobre todo por la cantidad de amigos, vecinos
y familiares que abarrotaban la calle.
Las dos bendiciones a cargo de
los tres padres presentes, P. Justo, P. Emili y P. Wilson, terminaron con la
entrega de las llaves de las casas a las familias que las van a disfrutar.
Fueron dos ceremonias muy emotivas debido a la necesidad de estas dos familias de
disponer de una vivienda digna y poder así mejorar su precaria calidad de vida.
Al finalizar las dos
inauguraciones los vecinos del barrio San José Manyanet de Santiago nos
ofrecieron un delicioso almuerzo a base de sancocho y trucha, en una de las 22
casitas que la ONG Manyanet Solidari ha edificado en el barrio a lo largo de
los últimos años para familias sin recursos económicos y en riesgo de exclusión
social.
Por la tarde seguimos con los
talleres y el campeonato de futbol. Por fin los cooperantes pudimos realizar
los diferentes talleres, de resultado distinto por lo que representa a la elaboración
de rosarios y chaquiras, ya que los chicos del grupo son más dados a este tipo
de manualidades.
Al atardecer el grupo de
cooperantes encabezado por el P. Justo nos dirigimos al teatro parroquial dónde
la alcaldía del municipio de Santiago de Putumayo nos tenía preparada una
velada de agradecimiento, todo aprovechando el día de la fiesta nacional del 7
de Agosto.
Hubo de todo, honores a la
bandera, danzas tradicionales, poesía, magia, baile y música en directo a cargo
de la banda municipal. Una informal velada con la presencia del alcalde que
amenizó un lluvioso atardecer y que nos unió aún más con el pueblo, gente,
costumbres y cultura putumayense, y además nos recargo las pilas para seguir
trabajando estos últimos días en este hermoso y significativo proyecto de
Manyanet Solidari que desarrollamos en Colombia.
Ya de madrugada con los pijamas y
zapatillas encima los chicos del grupo no tuvieron mejor idea que salir de la
habitación y cerrar la puerta con las llaves dentro. La situación resultante de
esta acción fue que los cooperantes no podíamos entrar ni salir del edificio, y
Gonzalo y yo ya estábamos buscando una esquinita para pasar la noche. Acto
seguido el grupo se reunió de urgencia en las inmediaciones de la habitación,
en un pasillo estrecho y oscuro ideal para concentrarse en noches frías y
lluviosas como esa. Después de un caluroso y largo diálogo se decidió romper el
cristal de la habitación más próximo a la puerta, y así con la ayuda de una
cuerda intentar abrir el cerrojo. Después de varios intentos fallidos de romper
el cristal con un palo de acero escogimos una piedra para reventar el cristal.
Un golpe y roto. Resultado, trozos de cristales rotos por todos lados y especialmente
sobre mi cama, que tuvo que ser remplazada. La maniobra posterior para abrir el
cerrojo fue más sencilla aprovechando la envergadura de nuestro cooperante
Gonzalo.
Atentamente. Manel Parra
God's oil painting was wonderful
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