11 agosto

Un día de descanso y evaluación

Tras una gran noche en una cama con un colchón mas blando y cómodo que el que teníamos en la humilde residencia de Santiago nos despertamos en el caluroso Medellín. La mañana ha sido un poco movidita porque no sabíamos si el P. Emili iba a venir con nosotros. Al final resulta que se ha levantado mas o menos bien de la tripa y ha decidido venir a un día que ninguno de los cooperantes nos imaginábamos.


Después del desayuno hemos quedado con el P. Yosman en el colegio. He podido ver algo del colegio (solo por fuera) y era muy grande y de buena categoría. Antes de llegar al "parqueadero" he conocido a Luza y al resto del personal de la cafetería del que tanto he oído hablar durante la estancia en Santiago. Son muy majos y nos han dado una gran bienvenida.

Al terminar nos hemos encontrado con el P. Yosman y nos ha cogido a Manel y a mi para ir a buscar el "agua bendita" que nos teníamos que llevar. Al principio me lo he creído pero, al ver la típica nevera portátil azul, lo he entendido todo. Era otro tipo de agua bendita.

Cuando ha llegado la furgoneta hemos cogido las bolsas y nos hemos dirigido a Santa Fé de Antioquia. Gracias al guardia de la puerta hemos traído la comida. Nos la dejábamos (ya se empezaba a notar que estábamos felices y que nos habíamos olvidado de lo que sufrimos durante la semana anterior).

Durante el camino, el P. Yosman nos fue explicando cosas sobre Medellín y las reformas que está haciendo. En el viaje han empezado a salir unas sonrisas que hacía tiempo que no nos salían. Se notaba que empezábamos un día de vacaciones aunque no nos imaginábamos lo que era.

Una vez en el viaje hemos abierto las primeras latas para brindar.Al llegar hemos parado un rato en la plaza. Una plaza preciosa con unos puestecitos de muchos tipos de fruta y piezas artesanales. Hemos dado una vuelta probando mamoncillos, tamarindo, zapote y mamey; todas frutas tropicales y algunas afrodisíacas. Todas eran frutas que no había probado nunca. Me encanta probar cosas diferentes que en España no hay.

Cuando hemos acabado la vuelta y antes de subir al bus de nuevo, hemos entrado en un hotel que tiene un jardín interior muy parecido a los jardines de Sevilla o Córdoba. Alucinante la vegetación que había y lo refrescante que estaba. En el segundo piso había unas hamacas colgantes en las que nos hemos hecho fotos. Se notaba que estábamos felices y que se nos habían olvidado los pequeños roces que había. Tras disfrutar de la vista de la plaza desde el balcón hemos puesto rumbo a un pequeño paraíso que los cooperantes primerizos no esperábamos. Al llegar hemos alucinado con la pedazo casa que nos habían dejado Luza y Jorge, amigos de Medellín.




La casa está en una gran parcela con piscina y porche. La típica casa en el campo para hacer unas fiestas. En cuanto hemos llegado nos hemos cambiado y, después de esperar un ratito a que la crema fuese absorbida por la piel, nos hemos metido en la piscina a jugar. La crema en esta zona es muy importante porque estamos en el punto con mayor radiación solar del planeta ya que estamos muy cerca del ecuador y a 500 metros sobre el nivel del mar. Además hoy no hay ni una sola nube en el cielo. 




Ya parecía un idilio cuando el que cuida la casa (Orlando) nos ha sacado un poco de mango con sal y limón. Con la cerveza, el mango, la música (de una radio antigua con conexión para iPhone) y la piscina hemos disfrutado durante lo que quedaba de mañana. No parecía que el día anterior nos habíamos levantado en un pueblo con un clima difícil por la humedad y el frío. En dos palabras: "Im presionante".




Antes de ponerse con la comida Orlando ha cogido un coco entero que ya había caído y nos lo ha abierto en el momento. Nunca había visto abrir un coco desde el principio. A la una, Orlando ha empezado a preparar la barbacoa que íbamos a disfrutar más adelante. Nosotros aun seguíamos en la piscina cual reyes con la pelota hinchable. Alrededor de las 14:00 hemos puesto la mesa del porche y hemos disfrutado de los pinchos, el chorizo y las arepas recién hechas.



Tras la suculenta comida algunos nos hemos ido a las hamacas a tener media horita de siesta (otras se han puesto al sol a broncearse). A las 15:00 cada uno de los cooperantes hemos rellenado un guión para posteriormente hacer la evaluación de los 8° campos de trabajo. En las tres horas de reunión se han tocado todos los temas posibles para años posteriores mientras el P. Yosman, su hermana y Jaime (el conductor) nos esperaban.


Como tenemos la cena en casa de un matrimonio antes de irnos hemos aprovechado para el último baño en la piscina.

La vuelta ha sido relajada y cuando hemos llegado directamente nos subimos al coche de Yosman y de Diego, del hijo del matrimonio para ir a cenar. Ninguno nos imaginábamos lo que nos esperaba. Ya el coche era bonito, pero cuando Diego nos explicó que entrábamos en la zona financiera de Medellín empecé a sospechar, aunque nunca podría imaginarme la categoría de la casa que tienen. Una casa impresionante y preciosa, en el decimocuarto piso..
La cena estaba exquisita, carne desmechada al horno, pollo en tiras y arepas. Al rato me han ofrecido salsa de piña que estaba buenísima y no podía parar de comer. Para el postre hemos pasado al salón donde nos han repartido un flan bastante espeso que me ha encantado. Para terminar la velada nos han ofrecido un poco de licor o vino hasta que teníamos que irnos. Hemos pasado un rato muy agradable con esta familia muy acogedora.

Cuando ya creía que se había acabado el día, a la vuelta el coche de Diego nos hemos perdido porque hemos confundido el coche del P. Yosman con otro y nos hemos desviado. Pero una sorpresa mayor nos esperaba al descubrir que el seminario por las dos puertas más comunes estaba cerrado y hemos tenido que esperar bajo la lluvia cinco minutos a que llegara un hermano a abrirnos y poder ir cada uno a su habitación a pasar la última noche antes de volver a España.

Ha sido un día genial completamente distinto a los que hemos vivido en Santiago en el que hemos disfrutado un montón (como reyes).

Atentamente

Gonzalo  Castaño

No hay comentarios:

Publicar un comentario